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07.56.00
El ratón y la rana

En el día de hoy os comentare una nueva fábula de Esopo, “La rana y el ratón”.

 

 

Un ratón de tierra se hizo amigo de una rana, para desgracia suya.

 

La rana, obedeciendo a desviadas intenciones de burla, ató la pata del ratón a su propia pata. Marcharon entonces primero por tierra para comer trigo, luego se acercaron a la orilla del pantano. La rana, dando un salto arrastró hasta el fondo al ratón, mientras que retozaba en el agua lanzando sus conocidos gritos.

 

El desdichado ratón, hinchado de agua, se ahogó, quedando a flote atado a la pata de la rana. Los vio un milano que por ahí volaba y apresó al ratón con sus garras, arrastrando con él a la rana encadenada, quien también sirvió de cena al milano.

 

Toda acción que se hace con intenciones de maldad, siempre termina en contra del mismo que la comete.

 

Esta fábula me da para contaros dos temas diferentes, aunque la persona que encaja mas con la fábula y su enseñanza, sería esa persona que se dedica a ridiculizar a los demás y después, al final, alguien le castiga su juego, olvidare la enseñanza de esta fábula y me centrare sólo en la fábula, comparándola con el matrimonio.

 

El matrimonio consiste en la unión de dos personas (atarse la pata como la rana y el ratón) donde cada parte tiene sus obligaciones y derechos.

 

La principal función del matrimonio consiste en crear una familia, fortificándola con la descendencia, aunque actualmente muchas sociedades admiten también los matrimonios del mismo sexo.

 

La definición de matrimonio, desde el punto de vista antropológico, consiste en una asociación entre dos personas (que pueden ser varias), que cumplen ciertas características sociales, las cuales permiten legitimar la descendencia de la mujer y crea alianzas entre las familias de los miembros.

 

Aunque la principal función del matrimonio es la perpetuación de la especie a través de la descendencia, existen personas que prefieren vivir sin hijos u otras que por algún tipo de problemática, su organismo no se lo permite.

 

El matrimonio (aunque actualmente es mucho menos rígido) era para toda la vida, actualmente existe la separación y el divorcio.

 

El matrimonio (sin hijos), el que practico, lo veo como una unión compleja de dos personas, con descendencia imagino que los problemas crecerán, al igual que las alegrías y las obligaciones.

 

Desde mi punto de vista, el matrimonio seria la unión de dos personas de sexos opuestos (las del mismo sexo son respetables, pero es un tema que personalmente no me afecta).

 

Al principio, generalmente, cuando nos enamoramos y saltan esas chispas que ciegan nuestro entendimiento, que nos “obligan” o solo desear estar con la persona amada, ciertamente, solemos tener una necesidad obsesiva de convivir con la persona amada deseando compartir cosas con ella y todo nos parece maravilloso.

 

Una vez conseguido esto, tras un noviazgo más o menos largo, puede llegar el matrimonio.

 

Pero con la convivencia, van apareciendo problemillas, que poco a poco van lastrando ese enamoramiento ciego del principio y poco a poco esas “chispas” se van apagando por cuestiones diversas.

 

Estas cuestiones pueden ser la monotonía, los problemas que nos genera la vida, que pueden ser económicos, de celos, de envidia, de competencia, de sumisión, o de imposición…

 

Opino, que la mejor manera de sobrevivir a un matrimonio debe ser el respeto y la comprensión por ambas partes de la pareja.

 

Aunque pasado un tiempo más o menos largo, se apaguen esas chispas del principio que nos cegaban la mente, después cada parte de la pareja, poco a poco va haciéndose su pequeño espacio dentro de ese mundo de convivencia formado por la pareja.

 

En esa convivencia siempre habrán diversas opiniones sobre temas dispares, donde cada parte de la pareja tendrá que respetar la opinión de su pareja pero defendiendo la suya propia, dentro del respeto y la educación.

 

Ambas partes de la pareja han de saber claramente, que donde empiezan los derechos de la otra parte, acaban los suyos propios y viceversa.

 

Otro de los grandes problemas de la pareja (no es mi caso), es la interferencia en la relación de una parte u otra de las familias.

 

Actualmente es muy habitual la separación o el divorcio, cuestión que en muchos casos (especialmente teniendo hijos), aumenta los problemas, pero está de moda.

 

Es muy cierto que la convivencia en pareja es difícil, pero el estar solo o sola en casa tampoco es bueno, opino que muchos casos de separación traumática, se podrían evitar acudiendo a un buen consejero matrimonial.

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