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07.06.57
Dioxido de carbono

 

El dióxido de carbono (CO2), también conocido como óxido de carbono, gas carbónico o anhídrido carbónico, consiste en un gas compuesto por dos átomos de oxígeno y uno de carbono.

El dióxido de carbono fue uno de los primeros gases descubiertos.

En el siglo XVII, el químico Jan Baptist van Helmont,  descubrió que al quemar carbón en un recipiente cerrado, la masa de la ceniza era mucho menor que la del carbón inicial, comprendiendo que el carbón se había transformado en una sustancia invisible, a la cual denominó spiritus sylvestre (gas).

En el año 1.750, Josep Black, médico escocés, descubrió que el carbonato de calcio al calentarse o ser tratado con ácidos, producía un gas que denominó aire fijo.

En el año 1.772 Joseph Priestley, químico inglés, publica un texto con el título “Impregnación de agua con aire fijo,” describiendo en él, como el goteo de ácido sulfúrico (aceite de vitriolo) sobre una tiza, producía dióxido de carbono, cuando se disolvía el gas en un cuenco de agua, que estaba en contacto con el gas, se obtenía agua carbonatada.

En el año 1.823, Humphry Davy y Michael Faraday, consiguieron licuar el dióxido de carbono.

En el año 1.834, Charles Thilorier, descubrió que al abrir un recipiente a presión que contenía dióxido de carbono, la evaporación rápida del liquido producía nieve de dióxido de carbono sólido, lo que actualmente conocemos como nieve carbónica.

Tanto las plantas, como las algas y las cianobacterias, utilizan la luz solar para fotosintetizar carbohidratos a partir del dióxido de carbono y del agua, expulsando como desecho oxigeno.

Las plantas cuando no hay luz no pueden realizar la fotosíntesis, desprendiendo dióxido de carbono a causa de la respiración celular.

La mayoría de organismos que pueblan la Tierra, al respirar emiten dióxido de carbono, entre ellos las personas al respirar.

El dióxido de carbono, también lo produce la combustión de carbón e hidrocarburos.

Los volcanes, géiseres y fuentes volcánicas también emiten dióxido de carbono.

Según nos cuentan, el dióxido de carbono es el responsable del calentamiento global, el nivel de dióxido de carbono en la Tierra, comenzó a aumentar después de la Revolución Industrial, a causa de la combustión de combustibles fósiles, lo cual está produciendo en la actualidad, el cambio climático provocando del aumento de las temperaturas en la Tierra.

Pero en cambio también se dice que el dióxido de carbono que como faltan pruebas para acusar al dióxido de carbono del calentamiento global, algunos afirman que nada tiene que ver con él.

La utilización del dióxido de carbono en la industria es diversa, desde relleno de extintores, en forma de nieve carbónica, como aditivo de bebidas efervescentes (bebidas carbonatadas), su acidez permite acelerar el cuajado de los lácteos, siendo menos contaminante que el ácido sulfúrico, es utilizado como refrigerante en frigoríficos, congelado, se fabrica con él, hielo seco, también se utiliza el dióxido de carbono para crear niebla artificial, otro de sus usos, es su utilización como agente extractor, para obtener alcaloides como la cafeína y algunos pigmentos, la posibilidad de realizar extracciones en medios anóxidos, permite la obtención de productos con alto poder antioxidante, también se utiliza para generar luz coherente (láser de CO2) además, junto con el agua se utiliza como disolvente en procesos con fluidos supercríticos.

Una vez conocemos el dióxido de carbono, vamos a conocer el Protocolo de Kioto y las cuotas de emisión de CO2.

El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático, consiste en un acuerdo internacional de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), cuyo objetivo es reducir los gases invernadero.

Se considera que además del dióxido de carbono (CO2), otros cinco gases mas, son también responsables del calentamiento global, estos gases son el gas metano, el óxido nitroso, los hidrofluorocarburos, los perfluorocarbonos y el hexafluoruro de azufre.

El Protocolo de Kioto fue firmado en Kioto (Japón) un 11 de diciembre del año 1.997, entrando en vigor el 16 de febrero del año 2.005.

Se crearon unos bonos denominados “bonos de carbono” los cuales consisten en un mecanismo internacional de descontaminación para reducir las emisiones contaminantes que generan el efecto invernadero.

Estos bonos los distribuyen las Naciones Unidas, asignando un determinado número de bonos a las empresas, las cuales pueden comerciarlos en los mercados financieros, vendiendo los bonos sobrantes o comprando los que les falten.

En el Cuarto Informe del año 2.007, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) recomienda para reducir el cambio climático el uso de la energía nuclear.

En noviembre del año 2.009, es ratificado el Protocolo de Kioto por 187 países, curiosamente Estados Unidos, no estaba entre ellos.

11 de diciembre del año 2.011, Canadá abandona el Protocolo de Kioto, para no pagar las multas por incumplir la reducción de emisiones.

El rotativo El País, nos publica el 22 de abril del año 2.012, el articulo “El mercado del CO2: negocio para las fábricas, ruina para el Estado”, donde nos cuentan que la industria española, desde el año 2.008 consigue 1.300 millones de euros vendiendo derechos de emisión, en cambio el estado paga 770 millones por unos derechos que hay que comprar… y aun restaban comprar unos 500 millones mas…

El rotativo El Mundo, en su artículo, “España gastó 770 millones de euros para poder emitir CO2”, publicado el día 29 de abril del año 2.012, siendo España el segundo país, tras Japón que mas derechos para emitir dióxido de carbono necesito comprar, mientras los españoles nos apretábamos el cinturón se pagaban 770 millones de euros, donde los grandes contaminantes como Estados Unidos no pagan.

En la decimoctava Conferencia de las Partes (COP 18) se ratifica el Segundo periodo del Protocolo de Kioto, donde Estados Unidos, Rusia y Canadá no apoyaron la prórroga, comprendida entre el 1 de enero del año 2.013 y el 31 de diciembre del año 2.020 (me pregunto yo… si países de tal caladura, no están dispuestos a cumplir el protocolo ¿para qué sirve que los demás lo firmen?).

Tampoco olvidemos que el dióxido de carbono no es exactamente un gas contaminante, curiosamente es la base fundamental de la vida vegetal (fotosíntesis), lo cual lo hace imprescindible para la vida animal, por lo tanto los bonos de carbono, son muy queridos por las multinacionales, para poder hacer su agosto comerciando con ellos y realmente su incidencia en el cambio climático es muy reducida.

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