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08.40.59
El hombre y la estatua

Comenzamos la semana con una fabula de Esopo, para que las neuronas se despierten en esta mañana lluviosa.

En este caso comentaremos una fábula titulada “El hombre y la estatua”.

Un pobre tenía una estatuita de un dios, al que suplicaba que le diera la fortuna; pero como su miseria no hacía más que aumentar, se enojó, y cogiendo al dios por un pie, le golpeó contra la pared.

Rompióse la cabeza del dios, desparramando monedas de oro. El hombre las recogió y exclamó:

 

-Por lo que veo, tienes las ideas al revés, además de ser un ingrato, porque cuando te adoraba, no me has ayudado, y ahora que acabo de tirarte, me contestas colmándome de riqueza.

 

Nada ganamos elogiando a los ingratos o malvados, más se consigue castigándolos.

 

Al igual que este dios, relleno de monedas, en la vida existen muchas personas, tan falsas como este dios.

Todos conocemos a esas personas, que incluso puede que hayan alcanzado un puesto importante en la vida, que quizás su cuenta corriente sea poderosa, como nuestro dios estaba relleno de oro.

Algunos de nosotros envidiamos a ese señor poderoso, en incluso “algunos” le hacen la pelota para intentar ganar sus favores, para alcanzar alguna migaja de su riqueza o poder.

Pero, si esta persona, es como el dios de la fábula, que apoyado en su dinero o poder, pide cosas a los que le rodean, pero este (como suele ocurrir habitualmente) solo “ayuda” a cambio de algo que a él le interese.

Realmente, estos dioses de barro suelen ser envidiados, ya sea por su dinero o poder, pero realmente, cuando a estos dioses la vida les cambia el paso suelen quedarse más solos que la una.

Es más, cuando están en el poder, la mayoría de las personas que revolotean a su alrededor, cuando no está delante, suelen criticarle e incluso algunos odiarle, además de envidiarle, aunque opino que poco hay que envidiar a personas egoístas que solo piensan en sí mismas.

Pero, me pregunto yo…

¿De qué sirve tener media docena de coches caros en el garaje? Si solo podemos utilizar uno a la vez…

¿De qué sirve tener chofer?

Si podemos conducir nosotros…

¿De qué sirve tener un montón de amigos (pelotas), esperando como buitres nuestras migajas?

Solo los amigos de verdad están a nuestro lado cuando la cuenta corriente es gorda y delgada.

Lo que es más fuerte, es que también existen “dioses” que tienen quizás menos poder y dinero que nosotros y además solo esperan chupar la sangre a los que les rodean, llenos de envidia y odio, dioses que te ponen buena cara cuando estas delante, y te apuñalan cuando tú no estás.

¿Qué podemos sentir por esos dioses de barro?

Simplemente pena, sean pobres o ricos, poderosos o no, puesto que ellos (incluso los ricos y poderosos), están solos en la vida, solo rodeados de sus particulares buitres, esperando la oportunidad de adquirir algo de ellos, además si entre los buitres tienen una paloma… los buitres y su ceguera, simplemente no se la permitirá ver.

 

 

Categoría: Literatura | Vistas: 380 | Agregado por: jorbasmar | Valoración: 0.0/0
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